GEOPOLÍTICA Y CORRIENTES IDEOLÓGICAS.
La geopolítica es el estudio de los efectos de la geografía humana y la geografía física sobre la política y las relaciones internacionales. La geopolítica es un método de estudio de la política exterior para entender, explicar y predecir el comportamiento político internacional a través de variables geográficas. Es una ciencia que se ocupa del estudio de la causalidad espacial de los sucesos políticos y de los próximos o futuros efectos de los mismos. Se nutre especialmente de otras disciplinas tales como la historia, las relaciones internacionales, la geografía política, la ciencia política, sociología y antropología. Realiza el estudio del medio ambiente, de acuerdo a sus características económicas, culturales y recursos de un estado.
La geopolítica se centra en el poder político en relación con el espacio geográfico. En particular, las aguas territoriales y el territorio terrestre en correlación con la historia diplomática. Académicamente, la Geopolítica analiza la historia y las ciencias sociales con referencia a la geografía y la política. Fuera de la academia, el pronóstico geopolítico es ofrecido por una variedad de grupos, incluyendo grupos sin fines de lucro, así como por las instituciones privadas con fines de lucro (tales como empresas de consultoría). La "geopolítica crítica" reconstruye las teorías geopolíticas clásicas, mostrando sus funciones políticas e ideológicas para las grandes potencias durante y después de la era del imperialismo.
El término se ha utilizado para describir un amplio espectro de ideas, desde "un sinónimo de relaciones internacionales, fenómenos sociales, políticos e históricos".
En política, la derecha es el segmento del espectro político que cree que determinados órdenes sociales y jerarquías son inevitables, naturales o deseables, apoyándose por lo general sobre la naturaleza humana, el derecho natural, la economía o la tradición. Estas jerarquías son vistas por la derecha como producto natural de la competencia en las economías de mercado o simplemente como una consecuencia inevitable de las diferencias en la personalidad de los individuos.
No existe una definición unívoca de derecha aunque dadas un conjunto de dicotomías como el individualismo frente a colectivismo, confesionalidad frente a laicismo, propiedad privada frente a propiedad pública de ciertas actividades económicas, igualdad de oportunidades frente a igualdad de resultados, tradicionalismo frente a reformismo social, conservadurismo frente a progresismo, la derecha se decanta estadísticamente por las primeras componentes de cada una de ellas en mayor proporción que la izquierda. Actualmente, el discurso político de la mayor parte de fuerzas de derecha habla favorablemente de la riqueza a través de la libre competencia.
El término derecha política tiene muchas connotaciones e ideas conflictivas en la actualidad. Engloba por tanto a corrientes ideológicas muy diversas cuya separación puede ser tajante, aunque también pueden ser compatibles, que ante todo busquen el mantenimiento del orden social establecido (tradicionalismo, conservadurismo). En oposición a la izquierda política, el sector más liberal enfatiza el libre mercado por encima del intervencionismo de las administraciones públicas y busca potenciar valores y derechos individuales, frente a posiciones colectivistas, solidarias o estatistas, mientras que el sector más conservador es partidario del encuadramiento colectivo en estructuras rígidamente jerarquizadas y disciplinadas.
El término Derecha política, como el de Izquierda política, tiene su origen formal en la votación que tuvo lugar el 11 de septiembre de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución Francesa en la que se discutía la propuesta de un artículo de la nueva Constitución en la que se establecía el veto absoluto del rey a las leyes aprobadas por la futura Asamblea Legislativa. Los diputados que estaban a favor de la propuesta, que suponía el mantenimiento de hecho del poder absoluto del monarca, se situaron a la derecha del presidente de la Asamblea. Los que estaban en contra, y defendían que el rey sólo tuviera derecho a un veto suspensivo y limitado en el tiempo poniendo por tanto la soberanía nacional por encima de la autoridad real, se situaron a la izquierda del presidente. Así el término "izquierda" quedó asociado a las opciones políticas que propugnaban el cambio político y social, mientras que el término "derecha" quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios.
El significado de la derecha "varía según las sociedades, las épocas históricas y los sistemas e ideologías políticas". En las democracias liberales, la derecha política se opone al socialismo y la socialdemocracia. Los partidos de derecha incluyen conservadores, demócratas cristianos, liberales clásicos y nacionalistas. Roger Eatwell y Neal O'Sullivan dividen la derecha en cinco tipos: reaccionaria, moderada, radical, extrema y nueva.
En política, se denomina conservadurismo al conjunto de doctrinas, corrientes, opiniones y posiciones, generalmente de centroderecha y derecha, que favorecen las tradiciones y que son adversas a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al progresismo. En lo social, los conservadores defienden valores familiares y religiosos.
El conservadurismo es un modelo mental que es enseñado de manera individual o colectiva, con base en las enseñanzas o experiencias adquiridas en las diferentes etapas de la vida de los seres humanos y con el objetivo de moldear los hábitos de las personas conforme a las creencias del conservadurismo de determinada sociedad del mundo.
En lo económico, los conservadores históricamente se posicionaron como proteccionistas, en oposición al libre mercado. Sin embargo, durante el siglo XX algunos de los partidos conservadores adoptaron posiciones económicas liberales al fusionarse con partidos de esta tendencia, aliados en la defensa del sistema socio-económico capitalista, en oposición al socialismo y el comunismo. Consecuentemente, en la actualidad en el conservadurismo político coexisten diversas posturas sobre lo económico. A la fusión entre ambas posturas se la denomina comúnmente como liberalismo conservador.
Así, dentro de la misma corriente algunos buscan mantener las condiciones presentes o un progreso paulatino dentro de un orden social heredado, otros buscan volver a situaciones anteriores, por lo que existe una cierta confusión —incluso dentro de la misma cultura política— acerca de quiénes serían, en un momento dado, conservadores. Martín Blinkhorn, por ejemplo, pregunta: "¿Quiénes son los conservadores en la Rusia de estos días? ¿Son los estalinistas irredentos o los reformadores que han aceptado las visiones políticas de derecha de los conservadores modernos, tal como Margaret Thatcher?".
Inversamente, se ha alegado que "el conservadurismo moderno a menudo se disuelve en una forma de liberalismo", encarando la paradoja de que, lo que es llamado conservadurismo, en un sentido importante, no es conservadurismo. "En su compromiso con el progreso, la derecha persigue prosperidad económica y poder nacional a desmedro de las preocupaciones tradicionales por la autoridad y la comunidad, perdiendo de vista algunos puntos centrales de la visión conservadora: autoridad, deber y sentido de lugar, lo que lleva a pensar que estos son tiempos para ser conservador".
En las palabras de Chris Patten, quien fue uno de los políticos conservadores más importantes en el gobierno de Margaret Thatcher: "¿Cómo deberíamos definir el papel del Estado sin asumir que el Estado mismo debe hacerlo todo? ¿Cómo restauramos un argumento acerca de valores al debate político, usualmente es solo acerca de costos y beneficios utilitarios? ¿Cómo haremos que los jóvenes se interesen por la política, dada la forma en que la presente generación de dirigentes ha desprestigiado lo que una vez fue una carrera honorable?".
El liberalismo económico es el pensamiento económico del liberalismo, promueve la libertad económica y está en contra de la intervención del Estado en la Economía, surgió en Europa y fue desarrollada durante la Ilustración desde finales del siglo XVIII como una reacción a la intervención de los estados en materias económicas. Este pensamiento fue llamado librecambismo y tuvo entre sus principales ideologos al economista escocés Adam Smith (1723-1790). Su obra fue de gran importancia para el pensamiento económico moderno, pues planteaba que era necesario reducir las barreras a la producción y el comercio.
Habitualmente se resume en la expresión francesa, laissez faire, laissez passer («dejen hacer, dejen pasar»), que no obstante es el lema de la fisiocracia, una teoría económica precedente. Incluye un espectro de diferentes políticas económicas, tales como la libertad de circulación de mercancías, pero siempre se basa en un fuerte apoyo a la economía de mercado y la propiedad privada.
Esta doctrina se halla en las antípodas del socialismo (que persigue la igualdad antes de nada; y cree que para lograrla, se necesita la intervención del estado). Teóricos como Karl Marx criticaron el capitalismo por las desigualdades sociales que comportaba.
El anticomunismo es una corriente ideológica históricamente opuesta de manera activa al comunismo. A través del tiempo, la palabra «comunismo» ha sido usada para referirse a varios tipos de organización social y sus partidarios, pero, desde mediados el siglo XIX, la corriente dominante del comunismo en el mundo ha sido el marxismo. El comunismo marxista consiguió muchos más seguidores y oponentes que todas las demás formas de comunismo juntas. Así mismo, el término «anticomunismo» se emplea principalmente para referirse a la oposición activa a tal movimiento político.
El marxismo, y la forma de comunismo asociado a él, alcanzó su apogeo en el siglo XX. El anticomunismo organizado se desarrolló como reacción a la creciente popularidad del movimiento comunista, y adoptó muchas formas a lo largo del siglo XX. Los monárquicos conservadores europeos se opusieron a las primeras oleadas de revoluciones comunistas desde 1917 a 1922. El fascismo y el nazismo se basaron en una forma violenta de anticomunismo; incitaban el miedo a la revolución comunista para obtener poder político, e intentaron destruir el comunismo en la Segunda Guerra Mundial.
Los nacionalistas lucharon contra los comunistas en numerosas guerras civiles por todo el mundo. Tanto el conservadurismo como el liberalismo clásico conformaron gran parte de las políticas exteriores anticomunistas de las potencias occidentales, y dominaron el pensamiento intelectual anticomunista en la segunda mitad del siglo XX. Actualmente, buena parte de la crítica al comunismo viene de los sectores libertarios y anarquistas de libre mercado.
Tras la Revolución de Octubre en Rusia, el comunismo marxista quedó principalmente asociado a la Unión Soviética en la imaginación pública (aunque había muchos marxistas y comunistas que no apoyaban a la Unión Soviética y sus políticas). Como resultado, el anticomunismo y la oposición a la Unión Soviética se hicieron prácticamente indistinguibles, especialmente en política exterior. El anticomunismo fue un elemento importante en la política exterior de las Potencias del Eje durante los años 30 (Pacto Antikomintern) y de los Estados Unidos, el Reino Unido, Japón, Corea del Sur, Australia, Canadá, Israel, y otros países capitalistas durante la Guerra Fría.
Casos extremos de anticomunismo fueron las matanzas anticomunistas, es decir, asesinatos en masa de personas comunistas o sospechosas de serlo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el comunismo se convirtió en un fenómeno global y el anticomunismo se convirtió en una parte integral de las políticas internas y externas de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. El conservadurismo en la era de la posguerra abandonó sus raíces monárquicas y aristocráticas, centrándose en cambio en el patriotismo, los valores religiosos y el nacionalismo. A lo largo de la Guerra Fría, los gobiernos coloniales de Asia, África y América Latina recurrieron a los Estados Unidos para obtener apoyo político y económico. Estados Unidos hizo del anticomunismo la máxima prioridad de su política exterior y muchos conservadores estadounidenses trataron de combatir lo que vieron como influencia comunista en casa. Esto condujo a la adopción de una serie de políticas nacionales que se conocen colectivamente bajo el término "macartismo". Mientras que tanto los liberales como los conservadores eran anticomunistas, los seguidores del senador McCarthy fueron llamados de derecha.
El populismo de derecha es una ideología política que combina la derecha política con retórica y temas populistas. La retórica a menudo consiste en sentimientos anti-elitistas, oposición al establishment y hablar acerca de las masas.
En Europa el populismo de derecha es una expresión que se usa para describir a grupos, políticos y partidos políticos generalmente conocidos por su oposición a la inmigración, principalmente del mundo islámico y en la mayoría de los casos tiene una postura euroescéptica. El populismo de derecha en el mundo occidental está generalmente, aunque no exclusivamente, asociado con ideologías como el neo-nacionalismo, la antiglobalización, el nativismo, el proteccionismo y la oposición a la inmigración. Las ideas y sentimientos anti-musulmanes y el antisemitismo sirven como los "grandes unificadores" entre las formaciones políticas de derecha en todo Estados Unidos y Europa. Las opiniones tradicionales de la derecha, como la oposición a un mayor apoyo al estado de bienestar y un esquema de "gasto social interno más lujoso, pero también más restrictivo", también se describen bajo el populismo de la derecha y, a veces, se las denomina "chauvinismo de bienestar".
A partir de la década de 1990, los partidos populistas de derecha se establecieron en las legislaturas de varias democracias, entre ellas Australia, Brasil, Canadá, República Checa, Dinamarca, Estonia, Francia, Alemania, Rumania y Suecia; y entraron en gobiernos de coalición en Austria, Bélgica, Bulgaria, Chile, Finlandia, Grecia, Italia, Israel, Letonia, Lituania, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Eslovaquia y Suiza; y gobiernos mayoritarios en India, Turquía, Hungría y Polonia. Si bien los movimientos de extrema derecha en los Estados Unidos se han estudiado por separado, donde normalmente se la llama "derecha radical", algunos escritores los consideran parte del mismo fenómeno. El populismo de derecha en los Estados Unidos también está estrechamente vinculado al paleoconservatismo. El populismo de derecha es distinto del conservadurismo, pero varios partidos populistas de derecha tienen sus raíces en los partidos políticos conservadores. Otros partidos populistas tienen vínculos con movimientos fascistas fundados durante el período de entreguerras, cuando el fascismo italiano, alemán, húngaro, español y japonés subió al poder.
Desde la Gran Recesión, los movimientos populistas de derecha como el Agrupación Nacional (antes Frente Nacional) en Francia, la Liga Norte en Italia, el Partido por la Libertad en los Países Bajos y el Partido de la Independencia del Reino Unido comenzaron a crecer en popularidad en gran parte debido a la creciente oposición a la inmigración de Oriente Medio y África, el aumento del euroescepticismo y el descontento con las políticas económicas de la Unión Europea. Las opiniones políticas de 2016 del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, han sido resumidas por los expertos como populistas de derecha y nacionalistas.
Se denominan como nacionalismo dos grandes corrientes ideológicas: la primera de ellas busca fortalecer la autodeterminación nacional ante potencias coloniales o neocoloniales, caracterizado como "nacionalismo liberador" por Rosa de Diego, mientras la segunda busca impulsar la supremacía de una nación sobre otras, denominado por Memmi como "nacionalismo del colonialista", y caracterizado por Rosa de Diego como "nacionalismo excluyente y dominador".
El nacionalismo de autodeterminación surgió a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX con los movimientos de independencia de las naciones americanas, frente a las monarquías imperiales europeas. El nacionalismo de supremací es una ideología y movimiento sociopolítico que surgió junto con el concepto moderno de nación, propio de la Edad Contemporánea, en las circunstancias históricas de la llamada era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal), desde finales del siglo XVIII. También puede designar al sentimiento nacionalista y a la época del nacionalismo.
Según Ernest Gellner, «el nacionalismo es un principio político que sostiene que debe haber congruencia entre la unidad nacional y la política» o dicho con otras palabras «el nacionalismo es una teoría de legitimidad política que prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos». Por su parte Liah Greenfeld define el término «nacionalismo» en un sentido general como el «conjunto de ideas y de sentimientos que conforman el marco conceptual de la identidad nacional», esta última considerada como la «identidad fundamental» en el mundo moderno frente a otras identidades en cuanto que «se considera definidora de la esencia misma del individuo».
En el análisis del nacionalismo se han configurado dos paradigmas contrapuestos y excluyentes, cada uno de los cuales implica una determinada concepción de la naturaleza y el origen de la nación y una definición de la misma: el modernista o constructivista, que define la nación como una comunidad humana que detenta la soberanía sobre un determinado territorio por lo que antes de la aparición de los nacionalismos en la Edad Contemporánea no habrían existido las naciones —la nación sería una «invención» de los nacionalismos—; y el perennialista o primordialista que define la nación sin tener en cuenta la cuestión de la soberanía y que defiende, por tanto, que las naciones existieron antes que los nacionalismos, hundiendo sus raíces en tiempos remotos —así sería la nación la que crea el nacionalismo y no a la inversa—.
Demócrata Cristiano, es una ideología política que busca aplicar los principios del cristianismo (a menudo el catolicismo en particular) a las políticas públicas. Esta ideología surgió en el siglo XIX en Europa, y continúa teniendo influencia en Europa y Latinoamérica.
En la práctica política, la Democracia cristiana es considerada de derecha en asuntos morales, económicos y culturales y de izquierda en temas laborales. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado posicionamientos del liberalismo, compartiendo la idea de la reducción de impuestos con la intervención social, con la intención de acabar con la injusticia social. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha.
Es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. Existen diversas variantes ideológicas de imperialismo, desde la exaltación de valores nacionales, religiosos y étnicos más frecuentemente alineados con la derecha política, al imperialismo soviético que pretendía extender la revolución proletaria a otras partes del mundo. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas además de los Estados Unidos de América, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África.
A ese período se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de J. A. Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, del ideólogo marxista y líder bolchevique Lenin. Hay que mencionar que imperialismo y colonización son términos parecidos pero no iguales, ya que pueden ser confundidos, y tomarse como sinónimos. En el proceso histórico se puede advertir que no son lo mismo.
Las diferencias entre las distintas corrientes de derecha no permiten un tratamiento homogéneo, ya que abarcan un espectro muy amplio, tanto en lo social como en lo político, con gran cantidad de ideologías políticas: desde posturas liberales y laicas a actitudes religiosas integristas, desde el apoyo firme a Israel a la crítica de raíz antisemita, desde posturas nacionalistas a otras globalizadoras. La derecha moderada es conocida por coincidir en su crítica al multiculturalismo y al relativismo moral, su defensa de la democracia liberal y de la civilización occidental. En los países de tradición judeocristiana (Occidente), la derecha moderada también se caracteriza por su defensa de los preceptos judíos o cristianos, si bien suelen asumir con naturalidad la separación entre Iglesia y Estado. La derecha es muy extensa, con gran cantidad de ideologías políticas variadas y diferentes.
En política, la izquierda es el sector del espectro político que defiende la igualdad social y el igualitarismo, frecuentemente en contraposición a la jerarquías entre individuos. En el centro del pensamiento izquierdista está una preocupación por aquellos miembros de la sociedad que se consideran desafortunados o en desventaja respecto a otros, y la idea de que existen jerarquías injustas que deben ser abolidas.
El término «izquierda» se utilizó por primera vez para referirse al republicanismo, el renacimiento de la democracia durante la Revolución francesa y el liberalismo clásico. Después comenzó a aplicarse al socialismo, el comunismo, la socialdemocracia y varias formas de anarquismo. También se asocia a los movimientos por los derechos civiles, el movimiento contra la guerra y al ecologismo.
El término izquierda política, como el de derecha política, tiene su origen histórico en la votación que tuvo lugar el 28 de agosto de 1789 en la Asamblea Nacional Constituyente surgida de la Revolución francesa en la que se discutía la propuesta de un artículo de la nueva Constitución en la que se establecía el veto absoluto del rey a las leyes aprobadas por la futura Asamblea Legislativa. Los diputados que estaban a favor de la propuesta, que suponía el mantenimiento de hecho del poder absoluto del monarca, se situaron a la derecha del presidente de la Asamblea. Los que estaban en contra, y defendían que el rey solo tuviera derecho a un veto suspensivo y limitado en el tiempo poniendo por tanto la soberanía nacional por encima de la autoridad real, se situaron a la izquierda del presidente.
Esta manera de sentarse se trasladó a la Asamblea Legislativa, que se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791. Los diputados sentados a la derecha pertenecían al Club des Feuillants y al grupo de los girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. En el centro figuraban diputados independientes, carentes de programa político definido. A la izquierda diputados inscritos en el club de los jacobinos, que representaban a la pequeña burguesía y el Club de los cordeliers, que representaban al pueblo llano parisino.
Así el término izquierda quedó asociado a las opciones políticas que propugnaban el cambio político y social, mientras que el término "derecha" quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios.
La «izquierda democrático-reformista» es la que propugna que el principal marco de actuación deben ser las elecciones libres (en que no existe coacción sobre el votante y se presentan los resultados de manera transparente), la acción parlamentaria y las reformas progresivas y con amplio consenso en amplios sectores sociales. Es el tipo de izquierda predominante en la mayor parte de los sistemas democráticos de principios del siglo XXI. Ideológicamente rechaza los sistemas políticos dictatoriales y marca distancia con cualquier teoría que inspire dicho tipo de sistemas dictatoriales. Actualmente son las corrientes mayoritarias dentro de la izquierda democrática-reformista:
Socialdemocracia: Persigue la consecución de la igualdad social dentro de una democracia liberal. Durante los últimos años, en determinados países se está relacionada con el Socioliberalismo, como en el caso del laborismo británico.
Eurocomunismo: Se distingue de la socialdemocracia por ser más críticos del sistema capitalista y por centrarse más en las problemáticas sociales. Están relacionadas con el ecosocialismo y defienden el socialismo democrático como sistema político.
Izquierda Revolucionaria. Esta rama de la izquierda usualmente está desvinculada de otras opciones de izquierda, como la izquierda revolucionaria que propugna cambios estructurales radicales y relativamente rápidos y abruptos. Así la izquierda democrático-reformista antepone el progresismo y el reformismo, a métodos más expeditivos y que pudieran topar con un mayor grado de rechazo en ciertos sectores socioeconómicos que podrían oponerse a esos cambios, especialmente si se realizan de manera acelerada y sin el consenso suficiente.
Este tipo de izquierda se remonta al siglo XIX, y tuvo un papel destacado en periodo revolucionario europeo de 1848. La revolución rusa de 1917 o la revolución alemana de 1918 contaron con una amplia participación de movimientos de izquierda revolucionaria, y tendrían una considerable influencia en las décadas posteriores tanto en Europa como América. En el período 1960-70, existió un número importante de grupos armados insurgentes y de guerrillas de extrema izquierda. Estos grupos lucharon por hacer caer a regímenes ideológicamente opuestos a ellos y propugnaban la equidad y la igualdad, frecuentemente desde postulados marxista-leninistas. Este tipo de guerrillas y grupos fueron especialmente frecuentes en Latinoamérica (y en menor medida en África y Asia), donde la constante pobreza e inequidad de sus sociedades llevaron a sectores de las clases menos favorecidas a la lucha armada. También han existido agrupaciones políticas de izquierda revolucionaria que conforman partidos políticos y se presentan a elecciones, mostrándose en contra del modus operandi del foco guerrillero.
Por lo general, estos grupos de izquierda son conocidos como extrema izquierda o ultraizquierda debido a que los detractores del comunismo (conservadores, liberales, etc.) suelen usar esos términos de connotación peyorativa como una generalización sobre cualquier posición que critique al sistema capitalista, a la propiedad privada y a la economía de mercado, por lo que es frecuente que la derecha considere a la izquierda revolucionaria como "extremista".
Por su parte, la izquierda revolucionaria no se denomina a sí misma con la terminología peyorativa con la cual el neoliberalismo y otras ideologías rivales la denominan, sino que ellos prefieren términos como izquierda tradicional, que hace alusión a que sus ideologías se basan en los principios originales de los pensadores socialistas y marxistas, que tradicionalmente dieron origen a los movimientos políticos de izquierda.
Por otro lado, dentro del propio ámbito de las diferentes corrientes de izquierda revolucionaria, ninguno de ellos se considera "extremista" o de "ultraizquierda", pero sí hacen tales críticas a otros sectores opuestos, como es el caso de los trotskistas, quienes por apelar a la revolución intelectual y antimilitarista, e incluso a la democracia socialista, no se consideran "extremistas" ni de "ultraizquierda", pero sí consideran de esa forma a los antirrevisionistas, ya que estos avalan regímenes, como los de Stalin, Mao Tse-Tung o Enver Hoxha, y también a los partidarios de la guerrilla foquista se los considera como de ultra-izquierda. Cabe aclarar que en la actualidad, todas las fuerzas políticas socialistas o comunistas están organizadas en partidos políticos y luchan por un cambio hacia el socialismo mediante los parámetros de las democracias liberales.
Marxismo-Leninismo: Defiende la conquista del poder por el proletariado, la extinción de la propiedad privada sobre los medios de producción y la desaparición de las clases sociales.
Maoísmo: Versión del marxismo-leninismo aplicado a los países semi-feudales y semi-coloniales diferenciándose de los países capitalistas, llamándose "pensamiento de Mao Zedong".
Trotskismo: Defiende la abolición de cualquier organismo estatista, la organización bajo la superestructura del socialismo y la abolición de la diferencia entre las clases sociales, todo de una forma voluntaria y gradual, según un Programa de Transición que conduzca a la clase trabajadora a desarrollar la Revolución Permanente en pos de la Emancipación.
Marxismo libertario: Defiende el estado como forma transitoria de organizar la sociedad, pero propone una organización federal y un gobierno no autoritario.
El anarquismo propugna la desaparición de todo gobierno obligatorio y del Estado, en pos de la libertad del individuo y colectiva en un régimen voluntario; niega la democracia representativa afirmando que la función del Estado en ese campo es nula o supresora.
Aunque históricamente al anarquismo se lo ha vinculado a la izquierda o extrema izquierda, muchos anarquistas son escépticos en considerar que formen parte de tal colectivo político. El anarquismo es una ideología que tiene sus raíces en el concepto —entre otros— de adaptarse permanentemente a los cambios sociales sin perder su esencia libertaria. Desde su aparición ha ido incluyendo a un amplio espectro de fuerzas desde el individualismo radical (del hiperracionalismo de Godwin al egoísmo de Stirner) pasando por las corrientes anarcosindicalista, socialismo o comunismo libertario, el anarcopacifismo de Gandhi, hasta los movimientos punk, cyberlibertarios y anarcocapitalistas de hoy en día. También dentro de la tendencia existen distintas posturas respecto a la organización económico/social que podrían ser enmarcadas dentro de la izquierda clasista. Generalmente la mayoría de los anarquistas que se consideran de izquierda pertenecen a las corrientes:
Mutualismo: Defiende una organización social basada en cooperativas autogestionadas de trabajadores federadas libremente. Se elimina la propiedad privada en beneficio del usufructo.
Colectivismo: Persigue la organización social según la teoría del valor trabajo, eliminándose la propiedad privada de los medios de producción pero manteniéndose un reparto de la producción según la parte correspondiente al salario de cada uno. La sociedad quedaría organizada en colectividades libres de productores y consumidores federadas entre sí.
Comunismo libertario: Defiende la sustitución del aparato estatal por una federación de comunas de productores regidas mediante mecanismos de democracia directa como asambleas o consejos. Igualmente, considera que la producción es una actividad social y que, por tanto, tanto los medios de producción como lo producido debería pertenecer a la comuna por entero, repartiéndose el trabajo según la capacidad de los individuos y la producción según sus necesidades.
Anarquismo individualista: Propone la eliminación de cualquier tipo de autoridad sobre el individuo, incluyendo las imposiciones propias de la colectividad, no habla de destruir la sociedad sino de liberar al individuo y permitirle su organización desde la "unión libre".
Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como finalidad el cambio social. Durante el siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado a un tipo de cambio social particular (revolucionario) y a un fin específico, así como a una identidad en concreto (identidad de clase) y a un grupo social en particular (la clase obrera). A lo largo del siglo XX, el término comenzó a utilizarse para englobar movimientos que se sitúan en diferentes contextos, en esferas tan distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y cuya composición incluye a clases, sectores o colectivos como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y grupos étnicos.
La mayoría de los movimientos sociales que se suelen vincular con la Izquierda:
Sindicalismo: Reivindica los derechos de los trabajadores y controla sus manifestaciones.
Ecologismo: Propone una sociedad respetuosa con el medio ambiente.
Antiespecismo: Defiende la igualdad social, jurídica y moral entre seres humanos y animales. Estrechamente relacionado con el veganismo.
Pacifismo: Rechaza las guerras y cualquier tipo de violencia con fines políticos.
Feminismo: Persigue la equiparación social entre hombres y mujeres.
Antiracismo: Rechaza cualquier discriminación entre seres humanos por motivo de raza o etnia.
Antifascismo: Oposición a las ideologías ultraderechistas.
Movimiento LGBT: Defiende la no discriminación y reivindicación de derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.
Movimiento anticonsumismo: Oposición al consumo exagerado y artificial producido por el mercado.
Movimiento antiglobalización: Denuncia las desigualdades provocadas por la llamada globalización.
Laicismo: Propone un estado sin religión dominante, o sea Laico.
Teología de la liberación: Reivindicaciones y objetivos de la izquierda política en el seno del movimiento católico en favor de los más pobres.
En gran medidas estos movimientos sociales propugnan cambios en la organización política, económica y social y son críticos con estructuras, leyes y patrones imperiantes, y por eso sus acciones están dirigidas a alterar, cambiar o modificar dichas estructuras, leyes o patrones.
FUENTE: WIKIPEDIA.
NOTA.
JUAN FRANCISCO MARTÍNEZ ORTIZ*, CRUZ DE MÉRITO Y MEDALLA CONMEMORATIVA DE LA CRUZ DE DISTINCIÓN DE LA DIADEMA REAL DE MARINA; DOCTOR OF COMMUNITY, HONORIS CAUSA; DOCTOR EN HUMANITARISMO, HONORIS CAUSA; CERTIFICADO DE CALIDAD PROFESIONAL EN INTERMEDIACIÓN PÚBLICA.
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