ECONOMÍA SOCIAL Y ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO


La economía social o economía social y solidaria refiere principalmente a las relaciones de producción y distribución que están organizadas por el principio de solidaridad y no persiguen el lucro​. Es un sector de la economía que estaría a medio camino​ entre el sector privado y el sector público.
Conocido también como tercer sector, incluye a cooperativas, empresas de trabajo asociado, Sociedades Laborales, organizaciones no lucrativas, asociaciones caritativas, empresas de inserción, mutuas o mutualidad y micro emprendimientos asociativos. Cabe mencionar que la "Economía Social" no debe confundirse con el programa de "Economía Social de Mercado", el cual fue aplicado en la Alemania Federal de la posguerra. La "Economía Social" es una lógica micro, mientras que la "Economía Social de Mercado" parte de políticas de ordenamientos y de proceso.
La Economía Social y Solidaria se define como un modo de hacer economía, organizando de manera asociada y cooperativa la producción, distribución, circulación y consumo de bienes y servicios.
Esta parte de la realidad social "situada entre la economía pública y la economía capitalista" y con potencial de ser una alternativa a éstas, es que se denomina economía social, dando luz a otras voces como tercer sector, tercer sector solidario, sector voluntario, sector no lucrativo, sector solidario, economía solidaria, iniciativa social y otras locuciones, que designan realidades muy próximas. Aún considerando la existencia de una auténtica inflación de vocablos en este campo, en la actualidad es posible afirmar que las concepciones principales de esta realidad social que pugnan por economía plural, actuando tanto en el ámbito del mercado como en el no mercado en pro de un desarrollo social y económico colectivo no excluyente.
Cabe también señalar que la locución "Economía Social" no siempre ha tenido como contenido conceptual a aquella realidad social y económica 'situada entre la economía pública y la economía privada capitalista'. A principios del siglo XX, autores como Léon Walras, Ramón de la Sagra, Friedrich von Wieser y Gunnar Myrdal, dieron otras concepciones a esta locución.
Según algunos autores, el concepto de “economía social” designa a aquel conjunto de organizaciones microeconómicas caracterizadas por unos rasgos comunes marcados por una ‘ética social’. Siendo un concepto definido en positivo, iría más allá de la clásica delimitación interinstitucional basada en identificarlo como un sector residual, integrado por aquellas organizaciones que no pertenecen al ámbito de la economía pública ni al de la economía privada capitalista.
El Comité Económico y Social Europeo promueve desde hace más de treinta años la concepción de economía social dominante en Europa. Ha publicado recientemente un estudio sobre La economía social en la Unión Europea.
La economía social ha desarrollado históricamente múltiples formas de acceso al crédito que favorecen la inclusión financiera así como formas de ahorro colectivo. Las cooperativas de crédito, la banca ética y los microcréditos son algunas de estas formas. Dr. Muhammad Yunus, es un banquero y economista de Bangladés. Es el desarrollador del concepto de microcrédito. Se trata de pequeños préstamos concedidos a personas humildes que no califican para un préstamo bancario tradicional. Fundador del Banco Grameen, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
En 1974 propuso una forma de organización social para aldeas rurales denominada "Gram Sarker" (gobierno rural). La propuesta demostró ser practicable y útil, por lo que en 1980 fue adoptada oficialmente por el gobierno de Bangladesh. Desde esa época, debido a la hambruna que asolaba a este país (uno de los países más pobres y poblados del mundo), tomó conciencia de que solo se puede salir de la pobreza superando las leyes del mercado, proporcionando microcréditos: créditos solidarios sin garantía a los más necesitados para que puedan realizar una actividad independiente y creativa.
La economía social de mercado (ESM), también conocido como capitalismo social o capitalismo del Rin es un modelo de economía y sociedad «con la meta de crear una economía que desde la base de la competencia combina la libre iniciativa con un progreso social asegurado por la capacidad económica».
Originariamente fue un eslogan de elecciones, pero fue iniciada por Ludwig Erhard, quien estaba presente durante los pre-trabajos teóricos, y tuvo mayor impacto en la política económica y social de la República joven. La expresión se basa en Alfred Müller-Armack, quien combinó en este modelo ejemplo elementos del neoliberalismo alemán (en especial el ordoliberalismo, liberalismo sociológico) y la visión social cristiana. Algunos autores lo llamaron «el tercer camino» entre capitalismo y socialismo, otros autores se distanciaron explícitamente del así llamado «tercer camino».
La expresión economía social de mercado se ha convertido en la expresión para la programación económica de la República Federal de Alemania y de Austria, y se ha mostrado que es de multi entendimiento y larga duración. La expresión se hizo la idea directiva de la política gubernamental entre 1949-1966 y 1982-1998, aún sin un respaldo 100 % en la definición del orden económico y político de los elementos claves de Erhard. La economía social de mercado fue nombrada como la programación económica para la política monetaria, económica, y social entre la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana en el contrato bilateral en 1990.
El primero en usar esta combinación de palabras fue Alfred Müller-Armack, en su libro editado en 1947 “Liderazgo de Economía y Economía de Mercado”.
Müller-Armack, presentó el esquema teórico de una “tercera forma”, aparte de la economía de mercado liberal y el liderazgo de economía. Él escogió esa expresión como la idea de un futuro orden económico de la Alemania destruida por la Segunda Guerra Mundial, donde el mercado fuera la columna vertebral de una economía de mercado dirigida por criterios sociales.
El intento de combinar el principio de la libertad en el mercado con esta compensación social le llamaba “Fórmula Irena en alusión a la diosa griega “Eirene”, quien era la hija de Zeus vinculada a la paz. Pero funcionalmente, la ESM concibe a la paz social como un producto logrado a través de la trascendencia de distintas ópticas sectoriales, donde la equidad institucional esté garantizada a priori para los ciudadanos. Para Ludwig Erhard la expresión era una redundancia, ya que para él “el mercado en sí” era social y no necesitaba hacerse social. De todos modos Erhard usó el efecto persuasivo de esta etiqueta de un orden de economía de mercado, en un entorno político controvertido posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Al principio la expresión casi no se usaba, con la obvia excepción de aquellos grupos políticos de tendencia liberal y pertenecientes al FDP (partido liberal-demócrata), que negaban el carácter "antisocial" de la Economía de Mercado, en el que militó el mismo Ludwig Erhard, influido por la doctrina de la Escuela de Friburgo, del ordoliberalismo y uno de los padres del modelo de la Economía Social de Mercado. Era necesario para Alemania volver a perfilar un modelo económico liberal para su crecimiento, pero sin caer en los errores que llevaron a Alemania a la decadencia que terminaría desembocando en la Segunda Guerra Mundial, sin embargo los planteamientos de la Escuela de Friburgo eran poco conocidos entre académicos y electores.
A partir del año 1949 la expresión fue conocida por un público más amplio gracias al programa electoral de la CDU (partido democristiano) para las primeras elecciones al Bundestag; los llamados axiomas de Düsseldorf, donde se presentó como la denominación de la economía política de Ludwig Erhard. El nuevo tópico de la economía social de mercado, que fue posicionado en oposición a la economía planificada antisocial, fue muy discutido al principio. Los grupos socialdemócratas, sindicatos y grupos de empleados de la CDU criticaron la expresión catalogándola como una combinación eufemística de palabras y como tópico propagandista. Los grupos empresariales y a favor de la economía liberal, temían que con el atributo social se despertaran esperanzas que estuvieran en contra del progreso económico,o de la competitividad internacional alemana.​ La crítica variada de la expresión no pudo detener su éxito,​ con ella se formularon y ganaron campañas electorales, sobre todo en los años 50.
El uso constante del término economía social de mercado no significa que todos estén de acuerdo en lo que significa. El espectro de los significados va desde el concepto de política de orden cerrado, pasando por el carácter dinámico y abierto de una fórmula de compromiso, bajo el cual se pueden subsumir diferentes énfasis, hasta una concepción como fórmula vacía y sin significado propio.
Así, muchas partes de las ciencias económicas inspiradas en los ordoliberales, están convencidas de que la economía social de mercado tenía un significado explícito, pero que hoy en día se ha convertido en una fórmula vacía, propagan esto "recordando las raíces de los principios básicos".
Muchas veces también se opina, por ejemplo Knut Borchard o Roland Sturm, que la economía social de mercado no se puede reducir a un significado verdadero. Más bien se debe ver como el resultado de un proceso dinámico que siempre se sigue desarrollando. A causa de la pluralidad de sus orígenes - la concepción básica de Müller-Armack en liderazgo de economía y economía de mercado, la visión de Erhard y de la CDU en los axiomas de Düsseldorf - un razonamiento del origen quizá no sea posible. Según ellos, la expresión economía social de mercado no solo fue en su forma presente, sino también según su interpretación originaria, una expresión política. Esta expresión política se ha podido interpretar según diferentes perspectivas.
Según Hans-Hermann Hartowich el entendimiento de la economía social de mercado en el discurso político se dio por una discusión que mezcló el concepto cerrado de la ‘economía social de mercado’ con la visión popular, sin concepción obligatoria, de una ‘economía de mercado social’. Heinz Grossekettler indica que la expresión economía social de mercado se entiende muchas veces como economía de mercado con componentes fuertes de redistribución. Esto es algo que los fundadores teóricos no tenían pensado.
Desde los años 50 la expresión ‘economía social de mercado’ se ha establecido como sinónimo del orden económico de la República Federal de Alemania. En la práctica, la política económica de los diferentes gobiernos alemanes de todos modos se orienta en diferentes metas políticas. La expresión economía social de mercado no es una expresión suficientemente diferenciada para muchos autores. Sobre todo para diferenciar a la economía social de mercado del orden económico anglosajón “economía de mercado corporativa” y “economía de mercado coordinada”. En el año 1991, Michel Albert introdujo la expresión “Rheinischer Kapitalismus” o capitalismo del Rin.
Aspectos básicos de la teoría.
El concepto de la economía social de mercado según Alfred Müller-Armack y Ludwig Erhard se basaba sobre todo en una idea que ya se había elaborado con énfasis variados por diferentes científicos en los años 30 y 40 y se englobaba bajo la expresión ordoliberalismo. En este sentido, para Alemania, la llamada escuela de Friburgo (Freiburger Schule) tenía una posición especial. Como ‘padres fundadores’ de la economía social de mercado aparte de Erhard y Müller-Armack valen Walter Eucken, Franz Böhm, Alexander Rüstow y Wilhelm Röpke. Todos los ‘padres fundadores’ estaban de acuerdo que la economía de mercado es social en sí, porque dirige la producción según los deseos de consumidor, reparte el producto social según la capacidad económica del individuo e incrementa la productividad, por lo que posibilita incrementar los salarios reales.
A Walter Eucken se le considera el pensador primario de la economía social de mercado. Ya en el año 1942, Eucken exigía un cambio total del orden económico. En su propuesta él rechazaba una economía totalmente liberal, al igual que al llamado Estado vigilante nocturno de una economía controlada.
Es una gran tarea darle a esta economía industrializada un orden que funcione y que sea digno de las personas(…) funcionamiento y dignidad humana en este orden significa: se debería superar la escasez de productos lo más permanentemente posible, y al mismo tiempo debería ser posible una vida en responsabilidad propia”. – Walter Eucken, Die Grundlagen der Nationalökonomie (S. 239-240), Springer-Verlag, 9. Unveränderte Auflage, ISBN 3-540-51292-6
Eucken estableció principios básicos de un orden de competencia, que garantice eficiencia y libertad por el efecto del proceso de competencia. Los principios constituyentes del orden de competencia son para Eucken un sistema de partidos que funcione, la primacía de la política monetaria, el libre acceso a los mercados, la propiedad privada de los medios de producción, la libertad contractual, el principio de adhesión y una política económica de largo plazo. Una política centrada en eso, debería tomar en cuenta la relación de los principios constituyentes en un orden de competencia igual que la interdependencia del orden económico con otras áreas de la vida.
Según Eucken existen áreas en las que los principios constituyentes del orden económico no son suficiente para garantizar la función del orden de competencia.
Entre ellos menciona la política social, la eficiencia condicionada de posiciones de monopolios, la distribución de sueldos, los mercados laborales y problemáticas de medio ambiente. Las últimas cuatro áreas mencionadas coinciden con los principios regulatorios exclamados por Eucken. Las acciones necesarias para garantizar el desarrollo de los principios de regulación, no pueden efectuarse en una política de economía puntual, sino que tienen que estipularse en los lineamientos básicos de una constitución económica.
Eucken se dedicó ampliamente a interrogantes sociales. Para Eucken no existe un conflicto de intereses entre libertad en un lado y seguridad social y equidad social por el otro lado, ya que la libertad es la presuposición para la seguridad y la equidad. Una política social bien entendida está bien situada en una política de ordenamiento. Antes de que el Estado entre en acción, la política debería ofrecer la posibilidad al individuo para asegurarse a sí mismo su sustento. La eficiencia condicionada por posiciones de monopolios debería ser regulada por una oficina anti-cartel independiente. La distribución de sueldos generado por la competencia requiere corrección para hogares de sueldo bajo, por ejemplo, con una imposición de sueldos con un desarrollo progresivo de cuota. En los mercados laborales puede haber necesidad de regulación cuando los sueldos caen más abajo del mínimo vital, o en caso de desempleo. Estos problemas pudieran ser resueltos con una competencia óptima en la demanda y la oferta.
De todos modos, los sueldos mínimos son recomendados bajo circunstancias especiales. Eucken exige el derrocamiento de las asociaciones de empresarios y de las asociaciones de asalariados, ya que estos limitan la competencia controlando el mercado laboral. Pero los sindicatos tienen una función importante, porque equilibran desigualdades en las posiciones de poder entre trabajadores y empresarios. En la política de medio ambiente considera necesaria la intervención del Estado para limitar los efectos negativos externos.
En la economía social de mercado desarrollada por Ludwig Erhard, los principios establecidos por Eucken fueron aplicados. La tarea más importante en término económicos fue impedir concentraciones económicas de poder en forma de monopolios, carteles y otros dominios del mercado así como un poder monopólico del Estado.
La economía social de mercado se basa en los elementos de configuración de la economía de mercado libre. Al mismo tiempo una política de competencia estatal debe asegurar la competencia, y evitar la concentración de poder privado (monopolios o carteles). El pensamiento básico es que la economía de mercado solo puede desarrollar sus funciones de incremento de prosperidad y coordinación cuando está intercalada con una política de orden estatal estrictamente apegada a la competencia.
Los elementos de configuración son la libre formación de precios para bienes y servicios en el mercado, propiedad privada de los medios de producción y el estímulo de aspiración de ganancia. El Estado debe corregir y complementar los sucesos del mercado con intervenciones activas en la economía cuando es necesario para el interés del público (por ejemplo, política social, política de coyuntura o política del mercado laboral). Pero estas tienen que ser “conformes con el mercado”, eso significa que tienen que ser compatibles con el orden del mercado económico y no deben dificultar la interacción de demanda y oferta. La forma y el volumen de la intervención estatal no son determinadas en concreto y han sido parte de discusiones académicas y científicas.
Müller-Armack veía la economía social de mercado como una tercera forma aparte de la economía de mercado liberal y la economía de planificación centralizada: “Nosotros hablamos de ‘economía social de mercado’ para distinguir esta tercera forma de política económica. Esto significa, que la economía de mercado nos parece necesaria como el esqueleto portador de un futuro orden de economía, sólo que éste no debe ser una economía de mercado liberal sin ningún control, sino una economía de mercado dirigida conscientemente por lo social”.
El sentido orientador de la economía social de mercado es “combinar el principio de la libertad con el principio de la compensación social en el mercado”. Él dejó sin respuesta la configuración en detalle de este modelo ejemplar, porque opinaba que el marco de condiciones puede cambiar y que el sistema económico puede adaptarse dinámicamente a esos cambios.
Müller-Armack apoyaba la “intervención social” del Estado mientras que estuviera “sometida al principio de conformidad con el mercado”, eso significa que solo pueden aplicarse políticas que “aseguran una razón social sin intervenir al dispositivo del mercado".
Según Ingo Pies, siguiendo las instrucciones de Müller-Armack, se puede decir con mucha claridad y en detalle lo que la política no debería hacer. En todo caso, con eso solo se pudiera asignar el principio de la intervención política, pero no la intensidad de su aplicación. Heiko Körner opina que Müller-Armack “no haya hecho exclamaciones concretas sobre principios y elementos de una ‘política social conforme con el mercado’”. Según Körner “cada persona interpretando este ‘modelo ejemplar abierto para interpretaciones’ pudiera dar importancia según sus intereses y preferencias políticas “en un área conflictiva de eficiencia económica en un lado y equidad social en el otro lado”. Friedrum Quaas ve como elemento continuo en “los trabajos de Müller-Armack le relación entre el elemento de libertad y el elemento social en una relación dialéctica que significa “una fórmula de integración para vincular contraposiciones".
El inicio de la ampliación del Estado social, iniciando en los años 60, es criticado por Müller-Armack y otros seguidores importantes de la economía social de mercado por ser una “sobrecarga de la política social”.
Para Ludwig Erhard, a quien se le llamaba “el padre de la economía social de mercado", la expresión economía social de mercado era una redundancia. Ya que él consideraba al mercado social sin necesidad de hacerlo social. Erhard concretizó ese pensamiento todavía más diciendo:“entre más libre la economía, es más social”.
Según Erhard la economía social de mercado era social en sí porque “el ciudadano no es dependiente de asignaciones del Estado, de benevolencia de los partidos, de la tutela de organizaciones o de la conformidad desvelada de la comunidad del pueblo”. El resultado es que en una economía de mercado bien dirigida en términos de política, cuanto más bienestar existe disminuye la necesidad de política social clásica.
Para Erhard la conservación de una libre competencia es uno de los retos más importantes de un Estado basado en un orden de sociedad libre. También es importante conservar el valor de la moneda, sobre todo por un banco central independiente. Para Erhard la economía social de mercado no es posible sin una política consecuente de estabilidad de precios. Sólo esa política garantiza que una parte de la sociedad no se pueda enriquecer a costa de la otra.
Para garantizar el uso eficiente de capital productivo tiene que haber el derecho a la propiedad privada igual que la responsabilidad jurídica propia. Los poseedores de capital productivo no solo deberían poder hacer ganancias, sino también tener plena responsabilidad jurídica propia sobre las malas decisiones económicas propias.
En el tiempo que los sindicatos todavía exigían un “nuevo orden” de la economía (programa básico de Múnich del año 1949) con el elemento principal de cogestión económica, Erhard declaró, que se tenía que hacer una diferencia clara entre: colaboración como elemento de la economía de mercado libre, y cogestión como parte de la economía planificada.
En su periodo de gobierno como Ministro de Economía también se produjeron decisiones como la cogestión empresarial (Ley de cogestión Montan de 1951) y la Reforma de la Pensión y de financiamiento de gastos comunes (1957) que solo las pudo considerar con objeción.
En el año 1974, con el apogeo del Estado de Bienestar, Ludwig Erhard declaró que la época de la economía social de mercado ya hacía mucho había terminado, y que la política actual la veía muy lejos de la libertad y la responsabilidad personal
Para la Unión Europea (UE) la economía social de mercado también es la meta de la política económica. En el Artículo 3, Párrafo 3 del Tratado de la Unión Europea se habla en el contexto de mercado interior europeo, que la UE “Obrará en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado y en la estabilidad de los precios, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno empleo y al progreso social, en un nivel elevado de protección y mejora de la calidad del medio ambiente.” Esta formulación se usó primeramente en el 2004 en el Artículo I-3 Párrafo 3 del Tratado Constitutivo de la UE, después que este había fracasado se retomó en el Tratado de Lisboa que entró en vigencia en 2009. Aparte de esto, el sistema económico de la UE es mencionado varias veces como aquel que cumple “con el respeto al principio de una economía de mercado abierta y de libre competencia”, por ejemplo, en el artículo 119 del Tratado de Funcionamiento de la UE, la política económica y monetaria es obligada a ese principio. La expresión ya se había incorporado al Tratado de Maastricht 1992.
Una meta económica adicional aparte de la economía social de mercado es llamada en Artículo I-3 Párrafo 2 del Tratado Constitutivo de la UE, un “mercado interno con competencia libre y sin restricciones”. Esta formulación fue criticada en la discusión pública y fue visto sobre todo ante el referendo en Francia, donde el Tratado Constitutivo fue derrotado, como un resultado de un desarrollo muy liberal de la UE. De todos modos, la formulación en el Tratado Constitutivo igual que en el Tratado de Lisboa no significa un cambio en la política vigente de competencia de la UE; ya el Artículo 3 literal “F” del Tratado Constitutivo de la Comunidad Económica Europea de 1958 hablaba de “el establecimiento de un sistema, que protege la competencia en la comunidad de restricciones”. Ninguna de esas formulaciones se ve como una contradicción a la economía social de mercado.
FUENTE: WIKIPEDIA.
NOTA.
JUAN FRANCISCO MARTÍNEZ ORTIZ*, CRUZ DE MÉRITO Y MEDALLA CONMEMORATIVA DE LA CRUZ DE DISTINCIÓN DE LA DIADEMA REAL DE MARINA; DOCTOR OF COMMUNITY DEVELOPMENT, HONORIS CAUSA; DOCTOR EN HUMANITARISMO, HONORIS CAUSA; CERTIFICADO DE CALIDAD PROFESIONAL EN INTERMEDIACIÓ PÚBLICA.
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